Nuestro camino hasta las semifinales fue todo un desafío. Comenzamos con fuerza, logrando una emocionante victoria contra White Crane Black, superándolos por un ajustado marcador de 8:7. La adrenalina de ese triunfo era palpable y marcó un tono positivo para el equipo.
Sin embargo, no todos los partidos estuvieron a nuestro favor. En nuestro segundo encuentro nos enfrentamos a Amanara, donde sufrimos una dura derrota con un marcador de 4:8. Fue un momento de humildad, que nos recordó la feroz competencia en este torneo. A pesar del revés, el espíritu del equipo se mantuvo firme. Sabíamos que todo camino tiene sus desafíos y estábamos preparados para afrontarlos de frente.
El punto de inflexión llegó con nuestro partido contra Emlor Black. Fue, quizás, el juego más intenso del torneo para nosotros. Cada minuto en el campo estuvo lleno de tensión, con ambos equipos mostrando su mejor juego. Fue un enfrentamiento electrizante que mantuvo a todos al borde de sus asientos. Al final, nuestra perseverancia dio frutos y logramos una victoria dramática por 8:7, asegurando nuestro merecido lugar en las semifinales.
El viernes 3 de junio fue el día de las semifinales, una fecha que todos esperábamos con ansias. Entramos al partido con entusiasmo y una actitud de lucha, dejando todo en la cancha con un juego hábil y una determinación inquebrantable. Sin embargo, no fue suficiente para superar a Emlor (7:10), quienes lograron asegurarse un puesto en la final. La derrota fue agridulce, pero se hizo más llevadera al saber que caímos ante los futuros campeones del torneo.
Felicitamos a la familia Emlor por su merecida victoria. Fue un honor competir contra un equipo tan formidable.
Mantenemos la cabeza en alto, orgullosos de nuestro desempeño y del camino que recorrimos juntos. Nuestra participación en la Duke of Sutherland Cup pudo haber terminado en las semifinales, pero la experiencia, los recuerdos y la camaradería que construimos permanecerán con nosotros.